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Mar Ene 17, 2017 5:16 pm
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Noticias, leyes y debates en la industria

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Lectura recomendada

Lectura recomendada"NADIE AVISA A UNA PUTA" SAMANTA VILLARUn libro para dejar los prejuicios a un lado y ver los distintos caminos de mujeres que ejercen la prostitución. La prostitución es esa persona que te cruzas en un aeropuerto y es el timbre marcado en rojo en un portal de tu vecindario. A veces invisible y a veces a la vista de todos en las mismas aceras en las que te recoges tras una noche de fiesta. La prostitución se analiza desde el tabú, el desprecio, la censura o la compasión, pero pocas veces se cuenta, sin prejuicios, la historia que hay detrás de cada mujer. La periodista Samanta Villar corre la cortina y nos cuenta la historia de siete prostitutas: la especializada en personas con discapacidad que ve su trabajo como una función social, la joven que rota por pisos de citas en donde nunca entra la luz, la anciana del barrio chino que aún ejerce porque la administración no reconoce su trabajo, la que se enamoró de un cliente tras conocerse en un foro de Internet, la emigrante captada por las mafias internacionales, la brasileña que se prostituye en un hotel de mentira y la escort que habita un mundo repleto de lujos. Unos retratos que nos hablan de miedo, de ilusión, de amor y de injusticias. Siete historias de un tema que a menudo conlleva rechazo, repletas de verdades y de humanidad

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'Querido cliente', la sincera carta de una prostituta

'Querido cliente', la sincera carta de una prostitutaUna ex prostituta convertida en icono. No es la primera vez que nos encontramos un caso parecido en Internet. Ahora, el motivo es una mordaz carta a sus antiguos clientes que se vende como 'spoiler' de un nuevo libro sobre la industria del sexo. 'Prostitution Narratives: Stories of Survival in the Sex Trade', de Caroline Norm y Melinda Tankard Reis que viene a ser eso, historias de supervivientes. Tanja Rahm, de 35 años, estuvo trabajando desde los 20 a los 23 años en la calle. Ahora Tanja Rahm es terapeuta y sexóloga según publica Daily Mail. En 'Prostitution Narratives' lanza un sincero mensaje a sus «antiguos clientes» para hacerles saber que nunca se sintió atraído por ellos. 'Carta a mis Johns' se llama genéricamente. Y Tanja dice así: 'Querido cliente', la sincera carta de una prostituta. «Querido cliente, Si piensas que alguna vez me he sentido atraída por ti, estás terriblemente equivocado. Nunca he deseado ir a trabajar, ni siquiera una vez. Lo único en mi mente era hacer dinero, y rápido. Que no se confunda con el dinero fácil; nunca fue fácil. Rápido, sí. Porque rápidamente aprendí los muchos trucos para conseguir que te corras pronto para poder sacarte de mí, o de debajo de mí, o de detrás de mí. Y no, nunca me excitaste durante el acto. Era una gran actriz. Durante años he tenido la oportunidad de practicar gratis. De hecho, entra en la categoría de multitarea. Porque mientras tú te tumbabas ahí, mi cabeza estaba siempre en otra parte. En algún sitio donde no tuviese que enfrentarme contigo acabando con mi respeto hacia mí misma, ni pasar 10 segundos pensando en lo que ocurría, o mirándote a los ojos. Si pensabas que me estabas haciendo un favor por pagarme por 30 minutos o una hora, te equivocas. Preferiría que hubieses salido y entrado tan rápido como pudieses. Cuando pensabas que eras mi príncipe azul, preguntándome qué hacía una chica como yo en un sitio como ese, perdías tu halo cuando pasabas a pedirme que me tumbase y centrabas todos tus esfuerzos en sentir mi cuerpo todo lo que pudieses con tus manos. De hecho, hubiese preferido si te hubieses tumbado de espaldas y me hubieses dejado hacer mi trabajo. Cuando pensabas que podías estimular tu masculinidad llevándole al clímax, debes saber que lo fingía. Podría haber ganado una medalla de oro por fingir. Fingía tanto, que la recepcionista casi se caía de la silla riéndose. ¿Qué esperabas? Eras el número tres, o el cinco, o el ocho de ese día. ¿De verdad pensabas que era capaz de excitarme mental o físicamente haciendo el amor con hombres que no elegía? Nunca. Mis genitales ardían. Del lubricante y los condones. Estaba cansada. Tan cansada que a menudo tenía que tener cuidado de no cerrar mis ojos por miedo a quedarme dormida mientras mis gemidos seguían con el piloto automático. Si pensabas que pagabas por lealtad o charlar un rato, debes volver a pensar en ello. No me interesaban tus excusas. Me daba igual que tu mujer tuviese dolores pélvicos, o que tú no pudieses salir adelante sin sexo. O cuando ofrecías cualquier otra patética excusa para comprar sexo. Si pensabas que pagabas por lealtad o charlar un rato, debes volver a pensar en ello. No me interesaban tus excusas. Me daba igual que tu mujer tuviese dolores pélvicos, o que tú no pudieses salir adelante sin sexo. O cuando ofrecías cualquier otra patética excusa para comprar sexo. Cuando pensabas que te entendía y que sentía simpatía hacia ti, era todo mentira. No sentía nada hacia ti excepto desprecio, y al mismo tiempo destruías algo dentro de mí. Plantabas las semillas de la duda. Duda de si todos los hombres eran tan cínicos e infieles como tú. Cuando alababas mi apariencia, mi cuerpo o mis habilidades sexuales, era como si hubieses vomitado encima de mí. No veías a la persona bajo la máscara. Solo veías lo que confirmaba tu ilusión de una mujer sucia con un deseo sexual imparable. De hecho, nunca decías lo que pensabas que yo quería oír. En su lugar, decías lo que necesitabas oír. Lo decías porque era necesario para preservar la ilusión, y evitaba que tuvieses que pensar cómo había terminado donde estaba a los 20 años. Básicamente, te daba igual. Porque solo tenías un objetivo, y era mostrar tu poder pagándome para utilizar mi cuerpo como te apeteciese. Cuando una gota de sangre aparecía en el condón, no era porque me hubiese bajado el período. Era porque mi cuerpo era una máquina que no podía ser interrumpida por el ciclo menstrual, así que metía una esponja en mi vagina cuando menstruaba. Para ser capaz de continuar entre las sábanas. Y no, no me iba a casa después de que hubieses terminado. Seguía trabajando, diciéndole al siguiente cliente la misma historia que habías oído. Estabas tan consumido por tu propia lujuria que un poco de sangre menstrual no te paraba. Cuando venías con objetos, lencería, disfraces o juguetes y querías juego de roles erótico, mi máquina interior tomaba el control. Me dabais asco tú y tus a veces enfermizas fantasías. Lo mismo vale para esas veces que sonreías y decías que parecía que tenía 17 años. No ayudaba que tuvieses 50, 60, 70 o más. Cuando regularmente violabas mis límites besándome o metiendo los dedos dentro de mí, o quitándote el condón, sabías perfectamente que iba contra las reglas. Estabas poniendo a prueba mi habilidad para decir que no. Y lo disfrutabas. A veces no me quejaba lo suficiente, o simplemente lo ignoraba. Y lo utilizabas de manera perversa para mostrar cuánto poder tenías y cómo podías traspasar mis límites. Cuando finalmente te regañaba, y dejaba claro que no te iba a volver a tener como cliente si no respetabas las reglas, me insultabas a mí y mi papel como prostituta. Eras condescendiente, amenazador y maleducado. Cuando compras sexo, eso dice mucho sobre ti, de tu humanidad y tu sexualidad. Para mí, es un signo de tu debilidad, incluso cuando lo confundes con una especie de enfermiza clase de poder y estatus. Crees que tienes derecho. Quiero decir que las prostitutas están ahí de todas formas, ¿no? Pero solo son prostitutas porque hombres como tú se interponen en el camino para una relación saludable y respetuosa entre hombres y mujeres. Las prostitutas solo existen porque hombres como tú sienten que tienen el derecho de satisfacer sus necesidades sexuales usando los orificios del cuerpo de otras personas. Las prostitutas existen porque tú y la gente como tú sienten que su sexualidad requiere acceso al sexo siempre que les apetece».

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Advertencias

AdvertenciasReporta malos clientes, curiosos, etc

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Normas para postear advertencias

Cuando escribáis una advertencia, por favor, incluid la localización en el título y toda la información que podáis en este para que llegue de manera muy directa y la que tenga interés en ese tema sepa que va a encontrarlo en vuestro post. Por ejemplo, si pensáis que una zona de la ciudad es peligrosa, poned en el título 'ROBOS (Avenidas, Corte Inglés, Plaza España,..)', de este modo queda muy claro a dónde os dirigís con el comentario y llegar directamente a la que le interese. Si escribís un post sobre un curioso en concreto, poned en el título 'Curioso (nombre y ciudad)' para que quede perfectamente claro de a quién nos dirigimos. Tened en cuenta que cuanta más información deis en el post, mucho mejor para alertar a las demás chicas, describid a la persona dando los detalles físicos que creáis más importantes para reconocerlo enseguida. Hay clientes que se niegan a pagar, por ejemplo, esto reportadlo; al igual que aquellos que luego no quedan con vosotras pero os llaman insistentemente, con estos os recomiendo que deis el mayor detalle posible, teniendo en cuenta que no podemos publicar teléfonos o direcciones personales, así que censurad para de esta (los primeros números del teléfono), por ejempo con asteriscos: *****7890. En caso de que os pregunten por detalles completos, hacedlo por privado.

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Las 10 cosas que no nos gustan de los clientes

Así como hay muchos clientes que son adorables, muy respetuosos y amables con nosotras, hay otros que olvidan que somos profesionales y que nos ganamos la vida como escorts de la manera más digna posible, por lo cual no aguantamos ciertos detalles como estos: 1. Que cuando llaman nos tengan al teléfono mucho rato para preguntarnos datos que ya ofrecemos cuando nos anunciamos en los directorios o nuestras páginas web: no somos un teléfono erótico, no cobramos por tenerlos al teléfono y los datos los ofrecemos precisamente para que los tengan claros y nos llamen porque quieren contratar nuestros servicios. Para eso existen ya números a los que llamar. 2. Que nos llamen con un número oculto: Creo que tienen que dar la cara y no llamar con número oculto porque, normalmente, se trata de curiosos o bromistas que nos van a hacer perder el tiempo. Clientes hay muchos y, personalmente, yo no atiendo a estas llamadas. 3. Que si al llamar nos negamos a ofrecer un determinado servicio, nos cuelguen: es de muy mala educación. 4. Que ya en la cita no paguen por adelantado: esos que pretenden pagarnos al acabar, tampoco lo veo de recibo porque ha habido casos en los que se han ido sin pagar. Que no les moleste que comprobemos el dinero al momento de dárnoslo. 5. Que insistan, cuando tú no quieres, en tener sexo sin protección, aun diciéndote que van a pagarte más dinero: es una gran falta de responsabilidad por su parte. 6. Que nos hagan preguntas personales: estamos ofreciendo un servicio, no una amistad. 7. Que nos digan aquello típico de "es una pena que una chica como tú se dedique a esto" cuando hemos sido nosotras la que lo hemos elegido y estamos muy orgullosas: de pena nada. 8. Que nos digan que somos especiales para ellos: es mentira y no tenemos por qué sentirnos como tales si lo que estamos es trabajando. 9. Que te hagan cosas que no quieres o no has pactado antes de acostarnos juntos. 10. Que no nos hablen o traten con respeto y nos quieran negociar los precios que ofrecemos, pidiéndonos un descuento: somos personas como ellos y trabajamos por dinero, como todo el mundo.

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Regateo o Juego de poder?

Regateo o Juego de poder?Con el tiempo me he ido planteando preguntas: "Si somos tantas, si la variedad de precios es tan gigantesca y si hay tantísimas chicas baratas que están de buen ver... ¿por que nos regatean? " La única conclusión que me acaba pareciendo lógica es el juego del poder. Que el cliente crea y confirme que tiene poder para decidir lo que vale la mujer. Que crea que tras toda prostituta hay una mujer necesitada de dinero constante que aceptaría "menos mejor que nada". Poder otra vez! Luego pienso en las que motivan que la práctica siga existiendo, las que aceptan el regateo. Por inseguridad, por necesidad, por la razón que sea, aceptar menos que el valor que una misma se ha puesto está declarando "no tengo muy claro lo que valgo asi que puedes aprovecharte". No quiero hacer victim blaming con esto, jamás querría estar en la situacion en la que aceptar un regateo suponga la diferencia entre pagar el alquiler o no. Pero aparte de estos casos, ¿hasta donde el regateo es un tema de dinero? He perdido la cuenta de las veces que me han dicho "por tu precio pago a tres mejores que tu" y mi primer pensamiento es "¿y por que coño no las llamas a ellas si ademas son mejores? ¿que haces hablandome a mi?" hasta que simplemente caes en la cuenta de que están intentando "demostrarte quien manda". Es decir, no quieren que baje para poder ir a verla, si no por sentirse con el poder de dominar sobre esa chica, por saber que pueden doblegar su voluntad. Lo mismo pasa con la que no hace X servicio, "hay chicas mas baratas que si lo hacen". No es una cuestión de dinero, es una cuestión de que les jode pagar mas de lo que ellos piensan que vale. Irónico que no se den cuenta de que si tanto la desean es por que vale. Se que no digo nada nuevo, pero sigue dandome risa que si esta gente no llama a Porsche para decirles que hay coches mas baratos pero sí a nosotras, es por que no conciben que una mujer pueda ser un lujazo fuera del alcance de su bolsillo.

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Guía sexológica

Consultas de tipo sexológico. ¿Te preocupa algo, tienes alguna duda? Éste es el lugar oportuno

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‘Squirt’: mitos y verdades sobre la eyaculación femenina

Las películas porno han suscitado un creciente interés por la eyaculación femenina, mientras libros, cursos y expertos enseñan a las mujeres cómo conseguir su nuevo reto sexual. Sexualmente hablando, el cuerpo de la mujer ha sido, a lo largo de la historia, una caja de sorpresas. Primero se sospechó que el género femenino podía sentir placer durante el sexo, luego vino el tema del controvertido punto G y hace tiempo que se ha descubierto que ellas tienen, como sus colegas varones, próstatas y pueden también eyacular. Las mujeres que creían que se orinaban cuando experimentaban un orgasmo y dejaban la cama perdida –hecho que les acarreaba más de un trauma y mucha vergüenza ante sus amantes–, están de enhorabuena y rabiosa actualidad, en parte gracias a la industria del porno, que ha popularizado el squirt –vocablo inglés utilizado para denominar a la eyaculación femenina– y lo ha convertido en un género más dentro del sector, como son los vídeos de maduritas, grannies –abuelas–, pollas grandes, pechugonas o sexo casero. Existen portales especializados con cintas en las que pueden verse a chicas expulsando con fuerza fluidos salidos de sus vaginas, al tiempo que dejan a su compañero/a de juegos como recién salido de la ducha. La practica cuenta también con su reina indiscutible: la actriz porno americana Cytherea, que domina el arte del squirting. Claro que también abundan los trucos de aspirantes a estrellas, que se introducen líquidos en sus partes y que luego lanzan en el momento justo, o micciones que intentan hacerse pasar por lo que no son. Todo para simular lo más deseado del momento: la eyaculación femenina. La respuesta a la pregunta de por qué unas mujeres eyaculan y otras no, está en lasglándulas de Skene, que son las que expulsan el liquido que se genera en el punto G o próstata femenina. El tamaño de estas glándulas varía en cada mujer y según estudios llevados a cabo por el doctor Emmanuele Jannini, de la Universidad de L’Aquila, en Italia, tenerlas de una talla más reducida podría hacer que el fluido de la eyaculación se vaya a la vagina y no salga al exterior, lo que explicaría la ausencia de este fenómeno. El sexólogo Francisco Cabello Santamaría, director del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, llevó a cabo, en 1996, un experimento en el que analizó la orina de 24 mujeres después de tener un orgasmo y en todas las muestras encontró antígeno específico prostático (PAS), un componente del líquido eyaculatorio femenino. Parece ser quetodas las mujeres eyaculan, pero tan solo algunas lo hacen de forma espectacular y a la manera masculina. Cabello cree que el tamaño de las glándulas y su número es lo que impide que muchas mujeres no puedan emular las hazañas de Cytherea, “hay limitaciones anatómicas, pero eso no influye en la calidad del orgasmo.Eyaculación y orgasmo son cosas distintas, aunque a menudo vayan juntas. De hecho, muchas mujeres que eyaculan lo hacen antes de llegar al climax”. A Cabello no le extraña que este asunto cree hoy tanta expectación, “lo que me resulta increíble es que antes no hubiera este interés. Del líquido eyaculatorio femenino se ha hablado siempre hasta que a finales del siglo XVI se inventó el microscopio y entonces perdió interés, al descubrirse que estaba desprovisto de espermatozoides”. La sustancia que se expulsa durante el squirt puede ser transparente o de aspecto blanquecino y se forma en la próstata femenina, localizada en el punto G, la zona de mayor sensibilidad dentro de la vagina, ya que el clítoris –que posee más de 8.000 terminaciones nerviosas– se introduce hasta ocho centímetros en el interior de esta. Existe, por así decirlo, un “pene interno” que hace que esta área sea más rugosa al tacto. Como ocurre con el esperma masculino, el fluido expulsado en la eyaculación femenina siempre ha sido objeto de mitos y leyendas. Antiguamente se le conocía como “elixir de la vida eterna” o Amrita, que en sánscrito significa “sin muerte”. Hace tiempo que Deborah Sundahl, educadora sexual con residencia en Santa Fe, EEUU, empezó a hablar del tema, hasta convertirse en la gurú de la eyaculación femenina. Sus cursos, vídeos y su libro Female ejaculation and the G Spot –La eyaculación femenina y el punto G – (Hunter House, 2003) han iniciado a muchas en el arte del squirting. Sundahl sostiene a S Moda que “todas las mujeres pueden eyacular porque todas tienen la misma anatomía”. “El punto G es la próstata femenina y la eyaculación es fluido prostático. Todas podemos liberar a la auténtica mujer que llevamos dentro porque el orgasmo del punto G es físico y envuelve a todo el cuerpo. Hay que hacer determinados movimientos, abrir la laringe y disfrutar. Empezar a aprender despacio y con ritmo. Si se corre demasiado, como en las películas porno, no se podrá sentir la intensidad y las exquisitas sensaciones del punto G. Todo un mundo de dicha erótica está esperando a las mujeres con este tipo de orgasmo”. Cuando Sundahl lanzó su primer vídeo, How to female eyaculate: Find your G-Spot –Como conseguir la eyaculación femenina: Encuentra tu punto G-, en 1992, nadie hablaba del tema. Ahora es tendencia. “La eyaculación femenina ha pasado a ser un asunto de interés en parte debido a las películas porno”, admite Deborah, “pero el porno es entretenimiento, no educación. La gente quiere saber más sobre sexualidad porque esto les ayuda a conseguir más felicidad con el sexo, ya que así se convierten en mejores amantes. Las mujeres, por ejemplo, siempre han tenido más problemas que los hombres a la hora de obtener orgasmos porque no sabían de la existencia de la próstata femenina. ¿No tendrían ellos esas mismas dificultades si desconocieran que contaban con un pene? Es una cuestión feminista y ha llegado la hora de que empecemos a disfrutar de una sexualidadmás plena”. Para quienes quieran iniciarse en la practica del squirting, ahí van unos consejos básicos. 1. Colocar lubricante en los dedos cordial y anual y empezar a estimular el clítoris por fuera, lo que hará que este se ponga erecto y la zona del punto G sea más palpable. Pasado un tiempo se introducen los mismos dedos, con la palma de la mano hacia arriba, en la vagina y se localiza el punto G, una zona rugosa justo detrás del hueso pubico. Mover los dedos hacia delante y atrás -como cuando hacemos un gesto a alguien para que se aproxime-. 2. Masajear la zona variando los movimientos: circulares, de presión, más o menos rápidos… Si hay una sensación como de ganas de orinar es que estamos haciendo bien el trabajo. 3. Combinar con los ejercicios de Kegel –contracción de los músculos vaginales- y seguir intentando hasta conseguirlo. Una advertencia, evitar practicar sobre la colcha que nos dejó en herencia la abuela. 'Squirt': mitos y verdades sobre la eyaculación femenina | S Moda EL PAÍS

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